Es la primera vez que científicos han observado una estrella gigante roja devorando un planeta. Han visto lo que será el futuro en la Tierra.
Cuando una estrella se queda sin hidrógeno que fusionar en su núcleo, se produce una transformación: primero colapsa un poco sobre sí misma para poner en marcha la fusión del helio y luego se expande, haciéndose un millón de veces más grande. Esa estrella se ha convertido en una gigante roja. Se espera que las gigantes rojas engullan a sus planetas más cercanos a medida que se expanden, pero esto nunca se había visto antes. Hasta ahora.
Un equipo de investigadores informan de la detección de un estallido de una gigante roja en la constelación de Aquila, el águila. La estrella, que se encuentra a 12.000 años luz de distancia, fue detectada durante un estallido que la hizo 100 veces más brillante en tan sólo 10 días antes de desvanecerse. El destello blanco y ardiente fue seguido de una señal más fría y duradera. Estas observaciones apuntan a un posible acontecimiento: la devoración de un planeta.
Un planeta es devorado por su estrella
Kishalay De, utor principal y postdoctorando en el Massachusetts Institute of Technology, dijo en una declaración:
“Estábamos viendo la fase final de la deglución”.
Los estallidos de gigantes rojas se observan a menudo en estrellas binarias, en las que una estrella roba material a la otra, pero éste no se parecía a ninguno de los fenómenos conocidos”.
Cuando se observa en el infrarrojo, el sistema tiene un aspecto extremadamente peculiar. Estas longitudes de onda se utilizan para ver temperaturas más bajas y la señal en este caso era fuerte. Una estrella que se ilumina debería estar calentándose, no enfriándose.
Rastrearon la señal hasta el polvo frío de la estrella que salió disparado al espacio y se demostró que no había suficiente para proceder de otra estrella. Debía tratarse de un planeta. El objeto tenía aproximadamente el tamaño de Júpiter, una milésima parte de la masa del Sol. Y giraba en espiral hacia la estrella mientras se expandía.
Kishalay De agregó:
“Durante décadas, hemos sido capaces de ver el antes y el después. El antes, cuando los planetas aún orbitan muy cerca de su estrella, y el después, cuando un planeta ya ha sido engullido y la estrella es gigante. Lo que nos faltaba era captar a la estrella en el acto, cuando un planeta sufre este destino en tiempo real. Eso es lo que hace que este descubrimiento sea realmente emocionante”.
Mercurio, Venus y probablemente la Tierra y Marte experimentarán este mismo destino al final del sistema solar. Así que esto permite comprender mejor lo que ocurrirá con el Sol y los planetas dentro de 5.000 millones de años.
De dijo:
“Estamos viendo el futuro de la Tierra. Si alguna otra civilización nos estuviera observando a 10.000 años luz de distancia mientras el Sol engulle a la Tierra, verían cómo el Sol brilla de repente al expulsar algo de material, luego se forma polvo a su alrededor, antes de volver a ser lo que era”.
El estudio científico ha sido publicado en Nature.
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