En Chernóbil crece un hongo que “come” radiación, y ahora nuevos estudios determinan que podría proteger a los futuros astronautas que se aventuren al espacio profundo.
El campo magnético de nuestro planeta no solo nos permite encontrar el norte, también es un escudo invaluable contra la radiación cósmica. Esta protección no puede darse por sentada, y existen muchas preocupaciones sobre cómo podemos brindar la misma protección a los astronautas en futuras misiones en el espacio profundo.
Una respuesta potencial proviene de una fuente peculiar: los hongos.
Los hongos a menudo son ignorados en los reinos de la vida; y los animales, las plantas e incluso las bacterias son el centro de atención. Pero los hongos son importantes, no solo nos permiten hornear pan y hacer cerveza, sino que algunas especies también pueden absorber radiaciones peligrosas.
Por ejemplo, se han descubierto 200 especies de hongos que viven en las ruinas de la planta de energía nuclear de Chernóbil, lugar del infame desastre de 1986.
Uno de ellos, Cladosporium sphaerospermum, incluso fue llevado a la Estación Espacial Internacional para probar sus capacidades para detener la radiación cósmica. Los datos son increíblemente alentadores . Las capas de este hongo podrían usarse para proteger a los astronautas en el espacio profundo y otros planetas y lunas.
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