Recientemente se ha descubierto a un muy particular vecino celestial: un agujero negro absolutamente enorme. Según informa The New York Times, es diez veces más grande que nuestro Sol, y se encuentra a unos 1.600 años luz de nuestro Punto Azul Pálido, en la constelación de Ofiuco, y es el más cercano a nuestro planeta jamás descubierto.
Teniendo en cuenta que el siguiente agujero negro más cercano que se ha encontrado está a unos 3.000 años luz de nosotros, el descubrimiento, tal y como se detalla en un artículo publicado la semana pasada en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, es bastante notable.
Pero antes de que te corras por tu vida, no debes preocuparte. Actualmente está dormido, aletargado en un sistema estelar binario llamado GAIA BH1. Y según sus descubridores -un equipo dirigido por Kareem El-Badry, astrofísico del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, su existencia podría sugerir la de muchos otros, dormidos en sistemas estelares similares.
El documento científico informa:
“Este es el agujero negro más cercano conocido por un factor de tres, y su descubrimiento sugiere la existencia de una considerable población de agujeros negros dormidos en binarias”.
“Gigante” dormido
Según el artículo, El-Badry y su equipo descubrieron por primera vez el “demonio espacial” dormido en cuestión a través de la nave espacial GAIA de la Agencia Espacial Europea, que sigue con precisión el movimiento de las estrellas de la Vía Láctea. Gracias a los datos de GAIA, los investigadores pudieron comprobar que una de las estrellas de GAIA BH1 se movía, lo que indicaba que una fuerza poderosa, aunque invisible, como un agujero negro inactivo, podría estar en marcha.
El equipo utilizó entonces el telescopio Gemini North en la cima de Mauna Kea, en Hawaii, para examinar la velocidad y el ritmo del movimiento cósmico. Como informa el NYT, se trata de la misma técnica utilizada por los astrónomos cuando analizan el tamaño de los exoplanetas que orbitan las estrellas, lo que provoca un bamboleo estelar similar.
En última instancia, los cálculos de los científicos apoyan la idea de que este sistema binario alberga, de hecho, una estrella oculta y dormida, que orbita alrededor de un sol de tamaño bastante similar al nuestro. Y aunque este descubrimiento podría plantear más preguntas que respuestas a corto plazo, los investigadores esperan que esta revelación conduzca a una serie de hallazgos similares.
El-Badry dijo en un comunicado:
“Plantea muchas preguntas sobre cómo se formó este sistema binario, así como cuántos de estos agujeros negros inactivos hay por ahí”.
El estudio científico ha sido publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
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