La burbuja alrededor del sistema solar o llamada heliósfera fue sobrepasada por naves espaciales, las que han viajado más lejos hasta ahora.
Solo dos objetos hechos por el hombre han viajado más allá de los bordes lejanos del Sistema Solar: Voyager 1 y Voyager 2 de la NASA.
Más allá de la heliósfera, la burbuja del espacio creada por el Sol, se encuentra el vacío interestelar del espacio entre los sistemas estelares en nuestra galaxia.
Durante años, los astrónomos han sugerido que la heliósfera tiene forma de cometa, con una cola característicamente larga que ayuda a actuar como un escudo que bloquea los rayos cósmicos entrantes.
Pero según una nueva investigación, su forma podría parecer mucho más peculiar que eso: como un «croissant desinflado», según un comunicado de la NASA. Menos cometa y más como un «chicle masticado».
Analizando la «burbuja»
Para construir el modelo, un equipo de astrónomos examinó de cerca los datos recopilados por el Interstellar Boundary Explorer (IBEX) de la NASA. La misión analizó átomos neutros energéticos a medida que los rayos cósmicos viajan desde el Sol hacia la heliopausa, el límite teórico más allá del cual los vientos solares no pueden penetrar, a unos dieciséis mil millones de kilómetros de la Tierra.
El equipo también consideró datos sobre partículas cargadas que se reflejan hacia el sistema solar interno, cortesía de la misión Cassini de la NASA, así como mediciones de la misión New Horizons de la NASA. Los astrónomos descubrieron que a medida que el viento solar se alejaba del Sol, interactuaba con una cantidad cada vez mayor de material del espacio interestelar.
Con todos estos datos en la mano, el equipo se puso a trabajar para crear un modelo 3D de la heliósfera, como se detalla en un artículo publicado en la revista Nature Astronomy en marzo.
El resultado parece mucho más peculiar que la elegante forma de cometa de los modelos convencionales. Dos chorros salen disparados del centro de este «croissant», causado por el campo magnético solar. La forma general es mucho más pequeña, más redonda y más angosta que el modelo convencional.
Conocer la forma de la heliósfera podría resultar útil para determinar si otros sistemas estelares también podrían estar protegidos por una burbuja similar y, por lo tanto, albergar vida. La heliósfera impide que la mayoría de los rayos cósmicos galácticos penetren: los que pasan pueden resultar peligrosos, especialmente para los astronautas.
Los astrónomos esperan que la Interstellar Mapping and Acceleration Probe (IMAP), de la NASA (a lanzarse próximamente) pueda arrojar más luz sobre la forma real de la heliósfera de nuestro Sistema Solar. La sonda, programada para su lanzamiento en 2024, intentará medir cómo las partículas energéticas se comportan e interactúan con el viento solar.
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Fuente: NASA