La lluvia de meteoros de las Oriónidas alcanzará su punto máximo este fin de semana cuando la Tierra atraviese un campo de polvo y escombros dejado en el sistema solar interior por el cometa Halley.
La lluvia de meteoros de las Oriónidas, al igual que la constelación homónima, es visible desde ambos hemisferios en estos momentos.
Los meteoros suelen ser visibles desde principios de octubre hasta la primera semana de noviembre, pero ahora es el momento de verlos en su punto álgido. Se espera que sea el 22 de octubre, y la International Meteor Organization espera ver al menos 20 meteoros por hora. Algunos años en las últimas décadas ha habido estallidos, algunos con más de 70 e incluso 100 por hora, pero este año no parece que vaya a ser uno de ellos.
Cómo ver la lluvia de meteoros Oriónidas
El nombre de la lluvia proviene de la constelación de Orión, ya que parece irradiar justo por encima y a la izquierda de Betelgeuse. Y esa es la forma más fácil de encontrarla. Busca Orión, encuentra su hombro y síguelo en dirección noreste hacia Géminis. Allí estará el radiante. La mejor hora para mirar en cualquier hemisferio es alrededor de medianoche, pero es ligeramente más temprano en el hemisferio Norte.
Todas las lluvias de meteoros son restos de cometas o asteroides, y las Oriónidas son la nube de fragmentos que deja el cometa más famoso que existe: El cometa Halley. El cometa Halley atraviesa el Sistema Solar cada 75/76 años (próximo paso a mediados de 2061) y, a medida que se acerca al Sol, comienza a evaporarse y a perder pedacitos, contaminando su órbita con escombros.
La órbita del cometa está inclinada en comparación con la órbita de la Tierra. Tiene nodos ascendentes y nodos descendentes, según la dirección del cometa. Nuestro planeta pasa cerca de estos nodos, interactuando con los desechos, por lo que obtenemos el pico de las Oriónidas (en octubre) y las Eta Acuáridas (en mayo). Aunque se cree que las Eta Acuáridas ya no se ven afectadas por el cometa y ahora están separadas de él.
No necesitará telescopio ni prismáticos. Son visibles a simple vista – y hay otra razón por la que las herramientas no van a ayudar. Estos meteoros son bastante rápidos, se mueven a unos 66 kilómetros por segundo, por lo que es más fácil seguirlos sólo con la cabeza.
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