Cuando se descubrió el meteorito NWA 7533 en 2011, se reconoció que era raro y precioso, un trozo de Marte arrancado por el impacto de un asteroide. Ahora los científicos planetarios han descubierto que es más que raro, es único: el único objeto que hemos encontrado forjado en las profundidades de Marte, brindando una oportunidad sin precedentes para aprender sobre el interior del planeta rojo.
Gran parte de lo que sabemos sobre el pasado geológico de la Tierra proviene de los circones, pequeños cristales que atrapan el uranio y el torio a medida que se forman, revelando su edad por la proporción de estos elementos que han sufrido desintegración radiactiva.
Lamentablemente, los fragmentos de Marte que hemos examinado, ya sea con rovers o con otros meteoritos, tienen muy pocos circones. Sin la tectónica de placas, el Planeta Rojo no ha experimentado las condiciones que forman la mayoría de los circones en la Tierra.
El color de NWA 7533 lo ayudó a destacarse contra las arenas del desierto marroquí donde había aterrizado, lo que le valió el sobrenombre de “Black Beauty” o “Belleza negra”. Los primeros científicos que lo examinaron sabían que tenían algo especial, pero no tenían idea de lo extraordinario que era.
Cuando se trituraron 15 gramos (0.5 onzas) de Black Beauty para su análisis, se encontraron 57 circones, la mayoría de hace 4.500 millones de años, cuando Marte se estaba formando.
Los autores creen que los circones más antiguos se formaron cuando grandes cuerpos chocaron con Marte cuando el Sistema Solar apenas estaba comenzando.
Los circones más recientes nos dan la primera vista que hemos tenido del funcionamiento interno de este inmenso sistema volcánico. Pueden permitir una mejor comprensión de cuánta agua tenía Marte y hacia dónde fue. Hasta ahora, sin embargo, el descubrimiento plantea tantas preguntas como respuestas, en particular cómo estos jóvenes circones se incorporaron a la brecha que constituye la mayor parte de NWA 7533.
Los autores creen que la semejanza de los circones más jóvenes con los meteoritos condritos, las partes más primitivas del Sistema Solar, confirma el modelo de “tapa estancada” de Marte, donde hay pequeños cambios en el interior de Marte. También argumentan que encontrar y estudiar más circones debería ser una prioridad para futuras misiones marcianas.
La investigación ha sido publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences.
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